miércoles, 19 de agosto de 2009

Cual más va a ser pues gil, acaso habra otro más bacán que Julio Jaramillo

El poema publicado horas antes, es uno de los cientos de tributos que se le han hecho a este cantante ecuatoriano (yo diría que el mejor).
Hace varios días que vengo escuchando, recitando y hasta llorando con este poema de Artiaga, un poeta ecuatoriano, que plasmo con un drama exitoso el significado de la muerte de tan gran personaje para el Ecuador.
Julio Jaramillo fue uno de los primeros ecuatorianos universales, con su melodiosa voz encandiló a todo el continente americano, fue un referente en paises como México, Venezuela o Colombia; hizo posible que un estilo ecuatoriano, "el pasillo", se conozca en el extranjero.
Para mi es un ejemplo de bohemia, las malas lenguas dicen que tuvo cerca de 90 hijos, fue un asiduo de cantinas, cabarets y demas sitios de esta vida errante. No en vano, su música es un canto al amor, al deasmor, al despecho y a la vida bohemia. Convirtió a "Nuestro Juramento" en el himno no oficial del Ecuador; "No puedo verte triste porque me mata tu carita de pena, mi dulce amor", es la frase más famosa. De esta canción viene el pacto que sin querer hizo con el pueblo: "Si yo muero primero es tu promesa sobre de mi cadaver dejar caer, todo el llanto que brote de tu tristeza y que todos se enteren de tu querer; si tu mueres primero es mi promesa, escribiré la historia de nuestro amor, con toda el alma llena de sentimiento, la escribire con sangre, con tinta sangre del corazón".



Y se fue primero él, como dice Artiaga: "Le llegó su caiman"; y el pueblo cumplió su promesa dejó caer todo su llanto sobre su cadaver abrumado de flores. Fue el funeral más concurrido de toda la historia del Ecuador, cuando el pueblo se enteró de que lo perdía, se agolpó a las puertas de la clínica, con la certeza de que se iba, pero con la firmeza de impedir el paso a la muerte. Tres días lo velaron, la gente lloraba, tomaba, se lamentaba, no había consuelo para esta perdida, la perdida del más grande, del zorzal, del pinga de oro, del más bacan.
Yo no estuve ahí, pero me hubiese gustado estar, para llorar con todos, para decirle que no había muerte que pueda con él, para decirle que a pesar de considerarse música antigua, todavía está presente en la mayoria de jovenes del Ecuador, para cantar con él, para llorar del despecho, para tomar, para ser un bohemio más, con el maestro, con el lírico, con el cantante más pesado de cuanto cantante haya pisado su suelo, porque no es Julio Jaramillo del Ecuador; sino, el Ecuador de JJ.


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